Ya ni sé qué hora es….
Hace ya unas nueve horas y media que despegamos de Panamá, y aún nos queda casi una hora para llegar a Madrid. Ha sido un vuelo tranquilo y llegaremos antes de hora y ahorrando bastante combustible.
Posiblemente las personas que los esperan en el aeropuerto están ansiosos por verlos tras una larga ausencia. O quizá los aguarda un frío conductor que los lleve a su destino final, o tal vez continúen a otro destino en avión o por tierra.
Lo cierto es que para ustedes ha sido un vuelo relativamente corto a lo largo de la noche desde el otro lado del horizonte. Y si, así es. Es un vuelo que ustedes recordarán durante cierto tiempo en el cual regresaban de América donde vivieron aventuras y experiencias lindas: texturas, luces, aromas, colores… América es muy diferente a Europa. Entre ustedes hay pasajeros que van y otros que vienen entre ambos continentes mirándolo según sea su nacionalidad. Llegan con algo de jet lag, o falta de sueño, y algunos, con la suerte de haber dormido más de 8 horas, llegan frescos y despiertos para afrontar un nuevo día en este huso horario nuestro de España.
Que suerte esto del transporte aéreo ¿verdad?
Estoy casi seguro que muchos de ustedes se han preguntado el ¿cómo es posible esto? Preguntas sobre el acto físico del vuelo, la capacidad del avión, cómo es que nos orientamos entre tanta agua y oscuridad, cuántos pilotos somos… preguntas interesantes todas y de fácil explicación. Pero hoy quiero hablarles de otra cosa. ¿Cuándo dormimos?, ¿Duermen los pilotos?
La verdad es que si, pero de una manera diferente a los demás. Hay estudios que manifiestan los efectos adversos que producen los cambios de turno, los trabajos nocturnos y cambios de husos horarios. Médicos, enfermeras, personal en servicios, H24, astronautas, pilotos… todos sufrimos las consecuencias físicas, emocionales, y familiares de nuestros trabajos.
En el caso nuestro, solemos estar una media de unas 24 horas en los destinos normalmente y he observado entre mis compañeros que hay dos tendencias: por un lado los hay que se adaptan al horario del destino y otros que intentan mantener las rutinas (comidas y sueños) con el horario español. Cada persona elige la forma de manejar su sueño según lo que mejor le parece y ajusta a su salud. Somos todos diferentes y para un mismo escenario de horario cada tripulante se organiza como mejor le vaya.
Somos responsables de mantener una vida organizada y saludable en la que gestionemos nuestro descanso y fatiga de manera que al ir a trabajar estemos en óptimas condiciones. Esto significa que las noches antes de un vuelo de estas características, o por las tardes previas a un vuelo nocturno, solemos descansar bien. Al igual que en los destinos antes de regresar a Madrid. En vuelo hay una litera que usamos cuando vamos más de dos pilotos de manera que excepto en las fases de despegue y aterrizaje, siempre hay uno o dos descansando, dependiendo de si vamos tres o cuatro pilotos.
Releyendo mis palabras parece que está todo controlado, pero la realidad es que hay momentos que son duros. Recuerdo uno en especial: cuando son las 4 de la tarde en la costa pacífica de un país sudamericano y he dormido una siesta de 4 horas, pero aún luce un Sol de castigo y me suena el despertador. Mi reloj biológico dice que son las 12 de la noche y ahora he de ponerme en marcha para regresar a Madrid en un vuelo de unas 11 horas: ¿desayuno? ¿ meriendo ?. Ese momento en el que suena el despertador es de los duros y hay alguno más por ahí.
Aún así, pasados esos primeros minutos de «ufff», todo empieza a ponerse en marcha en mi mente y mi cuerpo reaccionan con alegría y energía renovada ya que vamos a volar y eso es todo lo que quiero y me hace feliz. Con el transcurso de los años, este trabajo deja huella físicas en nosotros, la falta de sueño, las horas expuestos al aire seco del avión, la hipoxia, las radiaciones solares, los cambios en horarios alimenticios…
Dice un amigo mío que «A quien madruga Dios le arruga» y creo que en el caso nuestro es verdad.
Sigan disfrutando de estas última horas del vuelo, gracias de nuevo y espero volver a verles de nuevo a bordo.


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