Muy buenas noches:
Desde hace ya varias horas venimos cruzando el océano tranquilamente con nuestro “Plan de vuelo” que tan concienzudamente prepararon los compañeros del “Despacho de Vuelos”.
Este “Plan” ya lo supervisamos a fondo y estábamos de acuerdo con él incluso antes de que nuestro avión llegara al aeropuerto procedente de Madrid, así que en la misma puerta de embarque tan sólo tuvimos que esperar a que llegara con la documentación lista y todo preparado para regresar de nuevo a España cruzando el Atlántico una noche más.
Cuando se vuela con dos motores las precauciones que se toman son algo superiores a las que se adoptan cuando se hace con cuatro, por obvias razones de probabilidades. Si falla un motor, cosa que es harto improbable, siempre nos quedaríamos más perjudicados volando con uno que si lo hacemos con tres. Como medida de seguridad ante esta eventualidad, llevamos dos aeropuertos elegidos como alternativos por si acaso ocurre algo en ruta. Marcamos un punto que define la decisión de ir hacia uno u otro dependiendo del tiempo que tardáramos en llegar en el supuesto de que tuviéramos que ir.
Por el camino estamos siendo supervisados por muchos profesionales de gran cualificación, tanto de los estamentos oficiales de control de diversos países, como por otros compañeros de la compañía. Ellos son los que han observado que en uno de esos aeropuertos las condiciones meteorológicas han empeorado notablemente con un descenso de la visibilidad muy grande y un viento cruzado en todas las pistas de hasta 88 km/h, una situación bastante hostil si tuviéramos que entrar con un motor parado y de noche.
Entonces ese posible “alternativo” ya no sirve. ¿Qué hacemos ? ¿Rezamos para que no pase nada ? ¿Y si le da un infarto a uno de ustedes qué hago?, ¿intento aterrizar en esa isla oscura en mitad del agua con esa meteorología para que pueda ser atendido en un hospital?
Piénselo bien, porque la respuesta a esa pregunta tiene mucha miga: peligros asumidos, costes económicos, seguros, imagen de la empresa, prestigio profesional nuestro, retrasos , etc…
¿Realmente vamos a esperar a que esto ocurra para empezar a buscar una solución?. La respuesta es rotunda: no.
Ya anteriormente cuando elegimos esa isla como “alternativo” en la ruta, teníamos un «alternativo del alternativo» en mente. No es algo que esté escrito, pero solo por salud mental y tranquilidad personal siempre hacemos. Así que sin tener que añadir más combustible – porque ya lo habíamos puesto anteriormente en previsión de cualquier tipo de eventualidad- elegimos otros alternativos en ruta y replanteamos un nuevo escenario, con la ayuda de nuestros compañeros de Seguimiento de Vuelos.
En total ahora son tres las opciones que tenemos: San Juan de Puerto Rico, Saint John y Porto Santo. Todos con meteorología estupenda y dentro del margen de tiempo y distancia que requiere esta operación. Tan solo añadimos a la ruta los dos nuevos puntos de decisión que si han cambiado, sin modificar el recorrido total, no consumiremos más combustible ni hará falta parar en Lisboa a repostar.
Y aprovechando la corriente de chorro, llegaremos unos 15 minutos antes y ahorrando combustible…
Como todo en la vida, los cambios son lo que nos dan la chispa para seguir atentos y alerta. Y a pesar de todo, no hay nada tan sabroso como saber adaptarse y disfrutar de ellos y de las nuevas situaciones que nos proporcionan.
Buenas noches y sigan descansando que como pueden apreciar somos muchos profesionales los que estamos en alerta para su tranquilidad.
Francisco Juan
López Medina


Deja un comentario