Buenas noches señores pasajeros.
Voy a intentar describirles el espectáculo del que acabamos de ser testigos. Como saben, vamos hacia São Paulo y ya les había comentado la turbulencia que esperábamos en las inmediaciones del norte de Brasil.
A esta turbulencia que parece que está siempre por esta zona, la llamamos el Frente Intertropical y básicamente es un constante flujo de grandes tormentas y nubosidad que se empieza a gestar en el centro de África y se desplaza hacia el oeste, de manera que al tocar las aguas del Atlántico, comienza a cargarse de humedad. Esto les inflige una potencia y desarrollo que termina en los conocidos huracanes que azotan el Caribe todos los veranos. Nosotros, al pasar por esta zona, los cruzamos a mitad de su fase de formación, así que no son tan potentes, pero igualmente pueden hacer de un vuelo algo incómodo.
Acabamos de salir de esta zona. Llevábamos algo más de una hora cambiando nuestro rumbo para evitar los ecos del radar y no veíamos realmente nada, ya que estábamos metidos en una capa nubosa con nula visibilidad a pesar de la Luna llena.
Salir de la nube ha sido como correr las cortinas de la habitación en una mañana soleada… De repente la visión nos deja sin habla, pero de noche… la costa de Brasil está ahí debajo, las estrellas arriba nos miran y saludan, la Luna lo ilumina todo… y 600 metros por debajo de nosotros está otro avión de la compañía con destino a Buenos Aires. … Y ya no hay turbulencias…
Se le ve blanco brillando bajo La Luz de la Luna, y remarcado sobre el fondo oscuro pero lleno de luces de las calles de Natal. Toda una visión.
Ustedes van ahí detrás casi todos dormidos, y algunos viendo alguna película o navegando en internet, son en España las 07:40 de la mañana, así que es una hora de despertar realmente. Pero aquí seguimos en esta noche corta de camino a São Paulo.
Estos momentos tan maravillosos no serían posibles sin la ayuda de muchas personas. Nosotros solo hacemos el movimiento final del espectáculo de magia, por poner una similitud artística, pero la realidad es que hay cientos de personas detrás haciendo una grandísima labor que muchas veces pasa desapercibida.
Los controladores, todo el personal de embarque y facturación, los maleteros, esas personas que desde algún despacho y durante las 24 horas vigilan nuestros vuelos y nos ayudan cuando necesitamos algo, los que nos proveen de combustible, el catering, la limpieza del avión… en fin, son muchos y de variados sectores los que trabajan en la aviación, y todos son necesarios y valiosos para la óptima operación del vuelo.
Hoy me gustaría hacer un pequeño homenaje a esas personas que con su mimo, dedicación y entrega en cualquier momento están siempre velando por el correcto funcionamiento del avión: el Departamento de Material.
Es el encargado de hacer las revisiones rutinarias y programadas de los aviones, y las que se realizan en las escalas entre vuelos. Gracias a ellos en alguna ocasión yo he conseguido sacar adelante alguna situación complicada tanto en tierra como ya en vuelo.
Son invisibles al pasaje, y a veces a otros departamentos dentro de la propia industria, pero su labor es muy valiosa y desde aquí les mando mi profundo agradecimiento a su entrega.
Hoy a parte de la revisión normal cuando el avión llegó desde Londres, no han tenido mucho trabajo con nuestro pájaro ya que todo está funcionando a la perfección y creo que hasta que comencemos el descenso a Guarulhos no deberíamos experimentar más turbulencias.
Llegaremos unos 20 minutos antes de hora, cielos parcialmente nubosos y unos 20 grados que se agradecen tras estos días de tanto viento y frío en Madrid. Siendo Lunes, seguro que el tráfico rodado será una locura y nosotros tardaremos casi una hora en llegar al hotel, pero no hay otra opción.
La Luna nos sigue iluminando el camino, mientras nuestro compañero allá abajo sigue su camino a Ezeiza.
Buenas noches y gracias una vez más por volar con nosotros.


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