Buenas tardes señores pasajeros.

De nuevo en el aire de camino a casa, estamos aquí suspendidos de estas alas metálicas que nos llevan a Madrid. Nuestro vuelo de hoy es uno de esos diferentes, aunque verdaderamente todos los vuelos lo son.

Vamos a recorren unos 11500 kms en total, y esto ya de por sí es una cifra realmente grande. Desde Tokio a Madrid, sobre volaremos inicialmente la isla de Japón que abandonaremos por Hirosaki. Cruzando el mar del Japón entraremos en Rusia.

La antigua Unión Soviética en muy grande, inmensa. Entraremos por Jabarovsk, siempre rumbo noroeste seguiremos por Siberia hasta Yakutsk, Novy Urengoy, Petrozavodsk, y a partir de ahí, empezaremos a cruzar países más cercanos y con ciudades de nombres más conocidos: Helsinki, Copenhague, Düsseldorf, Reims, Paris, San Sebastián, Vitoria y finalmente Madrid.

Van a ser un total de 13 horas y media de vuelo, para las que vamos a necesitar casi 77 toneladas de combustible. Obviamente llevamos combustible extra como reserva en caso de que necesitemos desviarnos durante la ruta evitando formaciones nubosas y/o que al llegar a Madrid ocurra algo que nos obligue a tener que hacer una parada en el alternativo de Valencia antes de acabar el vuelo en Barajas.

Las posibles razones que nos obligarían a tener que usar ese combustible pueden ser dos: la meteorología, o que el aeropuerto se colapse por tráfico. Otro posible uso de ese combustible de reserva podría ser que a lo largo de la ruta, quizás ocurriese algo que nos obligara a tener que hacer una parada en el camino y para llegar a esos destinos nos tenemos que desviar de la ruta, con lo que siempre llevamos posibles alternativos de ruta en mente y vamos comprobando que tenemos combustible suficiente para llegar a ellos, por si acaso.

Nunca he tenido que hacer uso de  dicha reserva, y no es muy común ni usual que lo utilicemos en esta profesión, pero aún así lo vamos trasladando de un lado a otro del mundo por su seguridad.

Lo cierto es que si ahora mismo pasara algo, estando en Siberia no sería nada agradable tener que enfrentarnos a una posible aproximación y aterrizaje en un destino tan inhóspito como cualquiera de los que nos rodean.  Pero aún así, estamos preparados, aunque haciendo todo lo posible para no tener que hacerlo.

Volviendo al principio de mis palabras de hoy, son 11500 kilómetros en total, y me satisface que, a pesar de la vasta cantidad de terreno que cubriremos, todo saldrá bien, tal como lo hemos planificado, como siempre. Hemos salido tarde porque había mucha congestión en el punto de espera para el despegue, pero vamos recuperando parte del tiempo y es muy posible que lleguemos unos 5 minutos antes de la hora programada de llegada.

En Madrid hace calor, bastante, pero se esperan algunas tormentas, que sin afectar a nuestra operación, seguro que refrescan el ambiente durante la noche. A parte de esa afección meteorológica, tan solo tenemos pronosticada alguna turbulencia en la zona baja de Siberia, con lo que espero poder ofrecerles un vuelo muy suave, largo, pero suave.

Estas visitas a Japón siempre me enseñan algo y, como en nuestro vuelo: los grandes gestos no siempre están en las grandes hazañas sino en los menores detalles.

Descansen, aprovechen para acabar ese libro de mesa de noche que tienen a medias, disfruten del entretenimiento a bordo del avión y regresen pronto con nosotros.

Muchas gracias.