Buenas noches señores pasajeros, ya está saliendo la Luna a nuestra derecha mientras que a nuestra izquierda se ven, lejanas, las luces de Miami. Vamos hacia Bermuda, y si, estamos en el famoso triángulo de las Bermudas.
Nuestro avión está funcionando a la perfección y aprovechando una fuerte componente de viento en cola durante toda la ruta, vamos a llegar a España casi una hora antes de la hora programada para este vuelo. Vamos en estos momentos a unos 1020 km/h y no lo parece, el avión en la noche no se mueve y al no tener referencias visuales podríamos ir a cualquier otra velocidad o incluso estar quietos. Las sensaciones físicas nos engañas muchas veces, y de ahí la importancia de los instrumentos y saber usarlos e interpretarlos, para siempre mantener una conciencia situacional de nuestra posición. Muchos accidentes han tenido como agente causante la mala o total falta de este factor.
Recientemente ha surgido un debate en los medios y las redes sociales por unas imágenes en las que se ve a un avión que en Gibraltar hace un “motor y al aire” y en la trayectoria de ascenso alabea bastante aparentemente. Según las diferentes opiniones que leo, algunas personas dicen que la turbulencia inducida por la onda de montaña tuvo que ser terrible para hacer que el avión se comportara así; igualmente hay imágenes desde dentro del avión a través de una de las ventanillas tomadas por algunos pasajeros.
Otra vertiente de opinión busca una explicación en la posible mala praxis del piloto al sobremandar cuando intenta corregir los cambios inducidos por el viento, culpando, a mayores, al diseño de mandos de vuelo del Airbus. También hay otras posibles explicaciones dadas en las opiniones que se vierten en los foros, pero al margen de estas dos, el resto no merece la pena ni contemplarlas porque son fruto de una manifiesta ignorancia y desconocimiento de la operación.
Sea como fuere, los que de verdad saben lo que ocurre en un avión en cualquier momento son esas dos personas que van allí delante tras esa puerta blindada. Con tanta redundancia de instrumentos, es muy difícil no saber en todo momento cómo está el avión y gracias a ellos podemos conducir el vuelo en cualquier condición meteorológica.
Hemos visto muchas veces imágenes de despegues “verticales supuestamente” en los vuelos de presentación al público de algún modelo de avión nuevo. Realmente no son verticales, pero la elección del punto de vista por parte del realizador de esas imágenes nos engaña haciéndonos creer que un avión de pasajeros puede adoptar la actitud de un cohete Gemini.
La percepción que los sentidos nos da suele engañarnos, y ya sea desde dentro del avión o un espectador desde el terreno o incluso desde otra aeronave cercana. No hay manera de saber con certeza los grados de alabeo del avión, o los grados de cabeceo por ejemplo sin la visión de esos instrumentos. Así que a pesar de lo llamativo que esas imágenes nos puedan parecer, realmente no suelen ser situaciones tan extremas ni peligrosas.
Así que mejor seguimos aquí a más de 1000 kms/h de camino a casa y sin notarlo, mientras ustedes disfrutan de algunas de las películas ganadores de los Oscars, y otros leen algún libro o juegan al ajedrez. Hoy casi no tendremos turbulencias, y Madrid nos espera con una entrada en Marzo extraña que nos trae temperaturas propias de la primavera.
Muchas gracias por volar con nosotros una noche más y hasta la próxima.


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