Muy buenas tardes señores pasajeros.
Hay destinos especiales.
Cada vez que voy a ese aeropuerto siento algo único. Mis primeros recuerdos de él se remontan a cuando de pequeño iba con mi padre a ver los aviones en la plataforma. La terminal era pequeña y los aviones en su mayoría de hélice. Recuerdo que era blanca y con una gran puerta giratoria de madera que llamaba la atención de aquel niño con ojos curiosos. Se accedía a la plataforma sin más , no había estos controles que hoy en día son lo común. Como defendiendo la escalera de bajada al asfalto, habían dos esculturas de unos perros finos y elegantes.
Muchos años después iba a ese mismo edificio, a la oficina AIS para presentar mis primeros planes de vuelo como piloto de un avión ambulancia en las evacuaciones que teníamos que hacer a altas horas de la madrugada.
No vivir en la base principal de la aerolínea para la que se trabaja implica que para ir y regresar del trabajo hay que tomar un avión desde el aeropuerto más cercano al de la residencia, al igual que muchas personas toman transporte público o van en sus automóviles. Esto en España lo llamamos “balsear” y durante muchos años he balseado entre Madrid y este aeropuertos miles de veces como se pueden imaginar, así que todo lo que rodea las instalaciones, los colores, los edificios, los aromas y las personas me son conocidas y forman parte del trabajo desde que se sale de casa hasta que se regresa tras unos días fuera del país.
Pasados los años cambié mi residencia a otra ciudad donde no necesito tomar un avión para ir al trabajo, algo que ha supuesto más descanso y menos horas de esperas en aeropuertos, traslados y trastornos. Aún así, allí está parte de mi familia y amigos e intento ir de manera regular de visita.
Estos vuelos como pasajero no son como los de antes, accedo al avión como todos ustedes, pasando los mismos controles y trayectos por la terminal. Son diferentes y especiales. Ahora cuando llego siempre veo algo nuevo, colas de aerolíneas nuevas, caras nuevas y tengo la sensación de visitar la casa de un viejo amigo.
Como piloto, he tenido ocasión de tanto aterrizar y despegar bastantes veces allí , no todas las que me gustaría, pero si bastantes. Tanto en aviones pequeños, como en aviones medianos y grandes. Desde hace años, los vuelos a este destino los está haciendo la flota pequeña, así que no he vuelto a venir trabajando desde hace ya unos años en que volaba los aviones de la flota de corto radio, pero nos han informado que a partir de este verano volveremos a operar con los grandes , así que espero poder regresar a este aeropuerto tan especial para mi pero en un avión grande y sentado a la izquierda en esta ocasión. Será un lujo, un placer y sobre todo un gran honor.
En cuanto a nuestro vuelo de hoy… vamos como en una balsa de aceite porque no se ha movido nada en todo el trayecto, y ya llevamos casi 8 horas en el aire. Guatemala nos espera con una tarde despejada y los volcanes en calma. No creo que llueva hasta mañana y la temperatura en estos momentos es de 24 grados. Estimamos llegar unos 10 minutos antes de hora y como siempre tendremos una escala breve para seguir hacia El Salvador después.
Una vez más muchas gracias por elegir hoy volar con nosotros a este aeropuerto también tan especial, y espero que hayan disfrutado del vuelo y volverles a ver de nuevo a bordo próximamente.
Hasta pronto.


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