Muy buenos días señores pasajeros.
Ya está amaneciendo detrás nosotros en nuestro vuelo sobre el alargado Mediterráneo. Llegamos al avión de noche, después de despertarnos por la acostumbrada llamada al teléfono de la habitación del hotel: hoy a las 02:15 de la madrugada.
Maleta, ducha, un café rápido mientras vemos el briefing del vuelo en el lobby. Tras un viaje en furgoneta al aeropuerto y pasar los especiales controles de seguridad por fin, llegamos al avión y procedimos al embarque.
El avión llegó del vuelo anterior con el APU inoperativo, por lo que solicitamos un equipo neumático y que el eléctrico, que ya estaba conectado, no se lo llevaran hasta haber arrancado un motor en el puesto de estacionamiento. Es un procedimiento por el cual ponemos en marcha un motor con el equipo de tierra y después el otro motor con ayuda del que ya está en marcha, pero como hay que acelerarlo un poco, lo hacemos alejados del edificio terminal y así evitar posibles incidentes.
Es una maniobra inusual, así que antes de nada leemos todo lo que hay que hacer y después lo hacemos paso a paso para no equivocarnos. Es sencillo, pero a estas horas de la madrugada el sentido común nos hace estar más atentos a todo. Rodamos a la pista en servicio y ….ya estamos sobre Grecia. Un fuerte viento en cara nos alarga el tiempo de vuelo hacia Madrid por lo que llegaremos un poquito tarde, pero no mucho.
No hay turbulencias y la radio está tranquila, solo se oye de vez en cuando el acento griego de los controladores de la zona hablando con compañías inusuales a nuestro oído.
Es un vuelo para nosotros algo diferente a lo habitual por lo breve, y por los lugares que sobrevolamos. Un cambio dentro de la anormal rutina de esta profesión. Siempre estamos preparados para cualquier posible cambio, ante cualquier posible incidente o problema. Desde “pequeños aviadores “ nos entrenamos para prevenir antes que sanar.
Pero nada ni nadie te prepara para recibir esa llamada de teléfono o mensaje cuando estas fuera de casa, mediante el que te informan sobre algo que ha ocurrido en la familia. Personalmente yo prefiero no saber nada hasta haber llegado, porque creo que es muy difícil separar de la mente un problema familiar de la actividad profesional, especialmente si es de un familiar cercano. Prefiero enterarme al llegar, a fin de cuentas desde la lejanía no puedo hacer nada, ni evitar lo inevitable. Tan solo sufriría un vuelo de regreso a casa muy largo y muy duro emocionalmente. Sin hablar de las consecuencias que para la operación del vuelo puede tener una circunstancia así.
Este es otro de esos detalles que no te cuentan en la academia de vuelo y para el que no hay preparación previa.
A lo lejos por la derecha se atisba un poco Albania, y en frente ya está Bríndisi, cruzaremos el tacón de la bota italiana en unos minutos y de allí sobrevolaremos Cerdeña, Menorca, Palma, Valencia y finalmente nuestro destino nos espera con una mañana soleada y una temperatura cercana a los 36º C. Quizás más tarde nos llueva y tengamos alguna tormenta en Madrid, pero bastante más tarde a nuestro aterrizaje, con lo cual no han de preocuparse ya que no afectarán a nuestro vuelo.
Muchas gracias una vez más, espero volver a verles de nuevo a bordo.


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