Muy buenos días señoras y señores pasajeros. 

De nuevo nos encontramos sobre un manto de nubes bajas que lo cubren todo y dejan poco que ver allá abajo. De vez en cuando hay algún pequeño cirro delicado y fino en altitudes medias, pero ni una sola célula con ascendencias verticales. Hoy no son blancas. 

En nuestro camino hacia el Este, algunos de nosotros vamos por esta carretera dejando atrás memorias y recuerdos de un tiempo pasado. Vamos con una sensación de huir del eco de aquellas historias,  y con él de la búsqueda y la necesidad de descubrir un futuro mejor y deseado. Vamos viajando hacia esa ciudad, dejando que la carretera nos guíe y tan solo esperando ver cómo la ciudad crece ante nuestros ojos según nos acercamos.

Empieza el amanecer tras una muy breve noche. Los primeros rayos naranjas y ocres del Sol lo van bañando todo poco a poco, marcando las sombras que se proyectan sobre las crestas de las nubes. Esos rayos nos abren el nuevo día, nos abren el telón al nuevo escenario de la nueva vida.

Parece mentira que hace tan solo 7 horas y media estábamos recibiendo la autorización para despegar hacia el Pacifico desde el aeropuerto de Los Ángeles,  después nos guiaron hacia el Este:  Las Vegas, el desierto de Mojave, las Rocosas, Wyoming, Dakota del Sur, Minneapolis… Entramos en Canadá por Ontario, seguimos hacia Quebec y dejando la península del Labrador atrás,  entramos en nuestro Atlántico, donde aún estamos mientras nace un nuevo día.

Van todos ustedes durmiendo, excepto algún muchacho que ve algo en las pantallas del entretenimiento a bordo. No se ha movido casi nada y las luces de cinturones aún no las hemos usado desde el despegue. 

Llevamos consumidos 47 mil kilos de combustible y aún nos quedan por gastar otros 14 mil para llegar a Madrid. Donde aterrizaremos unos minutos antes de la hora programada, posiblemente con un ahorro de combustible importante sobre lo planificado ya que hemos conseguido acortar la ruta varías veces sobre Estados Unidos, cosa que siempre agradecemos a los controladores.

Ayer leíamos en los periódicos el desafortunado accidente que ocurrió en la plataforma de Madrid que tuvo como protagonistas a una furgoneta de una aerolínea y un coche “papa”. Estos son los famosos señaleros, que en su labor de guía y vigilancia de las plataformas, no tienen límites para o por dónde moverse, y a veces ( más de las deseadas ) se ven envueltos en este tipo de accidente. Tuvieron que asistirle los bomberos para sacarlo del vehículo, y aún no se el nivel de daños que sufrió, pero por las imágenes parece ser que son importantes. El conductor de la otra furgoneta también tuvo algún daño, pero no tan aparatoso como los del señalero.

Esta es una profesión en desaparición en muchos aeropuertos del mundo,  siendo  sustituidos por otros sistemas de guiado, aunque en mi opinión, nunca nada podrá sustituir la eficacia y agilidad del servicio que ellos nos dan a sus principales clientes.

La componente de viento media esta noche es de unos 80 kms por hora en cola, así que a pesar de recorrer una distancia que es 146 millas más larga, tardaremos 20 minutos menos que en el vuelo de ida hacia California. Siempre vamos buscando optimizar los recursos para hacer de la operación algo más seguro y eficiente. 

Segundo café del vuelo. Últimamente los cuento porque no creo que sea muy bueno tomar tantos cafés a lo largo de estos vuelos nocturnos, y la salud es fundamental en esta profesión. Mientras tanto, Santa María nos ha dado el ok de su control, y está  a punto de adelantarnos 2000 pies por encima un A340 de la compañía que viene de México según nos han dicho los compañeros en la frecuencia que usamos para hablar entre aviones. 

Aprovechando la cámara nueva he tomado algunas fotos que compartiré con ellos cuando llegue a casa. Espero les guste ya que desde nuestro avión se veían fantásticas. Siempre impresiona ver un aparato de estos tan cerca, volando y moviéndose con respecto a nosotros tan lentamente. Es un efecto visual interesante ya que sabiendo que ambos vamos a velocidades muy altas y que ambos pesamos muchas toneladas, la quietud del espacio abierto que es el cielo, y la igualdad en tamaños y velocidades hace que parezca un suave baile entre dos grandes. 

Ahora nos cruzamos con un B777 de American y otro tráfico que no distingo a ver por la lejanía a nuestra izquierda que se dirigen ambos hacia América. Curioso sentimiento en esta soledad mientras ustedes tranquilamente descansan ajenos a todo este ajetreo.

Sigan disfrutando de su tranquilidad y sus sueños  mientras nosotros nos preocupamos de lo importante. Ya queda muy poco para llegar, así que vamos a empezar a recabar información meteorológica del destino y prepararnos para la aproximación y aterrizaje.

Una vez más muchas gracias por elegir volar hoy con nosotros y tengan ustedes un feliz fin de semana. 

Hasta la próxima.