La aviación vista por un aviador

CORONAVIRUS

Muy buenas noches señores pasajeros.  

Estamos llegando al norte de Brasil en nuestro camino hacia la capital económica y bursátil del país, una ciudad gris y verde llena de grafitis.

Este si que es un vuelo realmente fuera de lo normal. Al llegar al aeropuerto estaba vacío, desierto,  muy pocas personas. Las maquinas automáticas de facturación estaban apagadas para evitar el contagio, ya que se usan con pantallas táctiles, así que nos atendió un compañero de facturación desde una terminal normal. La conversación de todos giraba en torno a lo mismo.​

Algunas personas ven esta situación como que formamos parte del sistema de extensión del contagio al llevar a pasajeros de un lado al otro del mundo. Otros lo ven como unos vuelos casi humanitarios ya que, siendo los últimos entre América y Europa, sirven para que los ciudadanos regresen a sus países de origen, ya sea en Brasil o en otros países cercanos pero por lo menos de su lado del Atlántico. Otras personas no piensan mucho y, como todos, toman todas las precauciones posibles y vienen a trabajar con la meta de hacer bien su trabajo y volver a casa sin problemas.​

Es una mezcla agridulce de sensaciones ya que la responsabilidad nos impulsa a hacer las cosas bien, pero inevitablemente por nuestras mentes pasan todas esas variables y en algún momento las hemos de poner a un lado y salir a volar como si fuera un día normal. ​

Ya está la frecuencia llena de conversaciones tanto en inglés como en brasileño y se vislumbran las luces de Fortaleza y los rayos de una tormenta a unas 50 millas a nuestra izquierda. El avión casi no se mueve y ustedes duermen en su gran mayoría.​

Cuando todas las instituciones médicas y gubernamentales recomiendan aislar a las personas y a veces obligan a que nos mantengamos en casa y no salgamos de viaje, es bastante difícil llevar a cabo nuestra labor que es precisamente conectar a las personas.​

Una vez llegamos al control de seguridad nos esperaban tres señores con unas mascaras que parecían más de minero que de protección médica y al llegar a nuestras oficinas, las mismas caras entre nuestros compañeros. Esta noche tan solo salíamos 3 vuelos hacia Sudamérica, solo tres. Los saludos son con el codo o ni siquiera eso, tan solo saludos gestuales y procedemos a preparar y despachar el vuelo pero vemos que nos falta una parte del briefing. Así que llamamos por teléfono y nos enteramos que están trabajando desde casa y que en las oficinas no hay nadie. Cosa que siendo lógico, no se nos había ocurrido. ​

Finalmente vamos hacia el avión y paseando por la terminal hay muy pocos pasajeros, a esta hora de la noche suelen haber miles de ellos regresando a Madrid de todos lados y por supuesto están los que igualmente despegan a destinos lejanos. Pero hoy no ha sido así. Ya de camino al estacionamiento vemos con asombro la gran cantidad de aviones estacionados en la plataforma, todos apagados y a oscuras. Muchos equipos aparcados ordenadamente esperan a que esto cambie pronto: jardineras, escaleras, tractores, plataformas..etc.

El silencio es desolador… 

Llegamos al avión y unos policías nacionales nos informan de la presencia a bordo de un pasajero deportado. El señor encargado del combustible nos pregunta si vamos a requerir más cantidad o si está bien asi: 103 toneladas nos llevamos hoy.​

Esa tormenta está realmente activa ahí delante, pero por suerte se quedará a nuestra izquierda una vez que viremos al pasar sobre EDVAR, además parece que está más baja que nosotros. A nuestro alrededor hay un avión alemán pidiendo desviarse y el control lo autoriza con ciertas limitaciones ya que hay otro avión ingles cerca. Todo muy normal en ese sentido. ​

En la puerta del avión entre las personas que normalmente están esperándome, hoy hay una más, una señora del equipo de limpieza y me dice que han limpiado el avión a fondo y con los productos nuevos que están usando ahora a raíz del virus, pero que ella ha sido especialmente concienzuda en la limpieza de nuestras zonas de descanso, el baño delantero y la cabina.

Su mirada era de cierto orgullo y honor de formar parte de esta operación y de haber realizado un correcto trabajo para contribuir en este vuelo-misión de repatriación. Nos dan las gracias todos: el personal de tierra, los controladores, el conductor del transporte al avión…todos.

Ya en vuelo en el mensaje de bienvenida que les doy a ustedes al poco de despegar para comentarles la ruta y el tiempo de vuelo, hoy añado unas palabras haciendo hincapié sobre las medidas de separación entre ustedes y mis compañeros que están mucho más cerca de ustedes que yo durante el vuelo, ya no es solo un requisito oficial sino un acto de responsabilidad humana ya que todos vamos a regresar a nuestras familias en algún momento u otro. Al terminar viene la sobrecargo muy contenta y agradecida, y me dice que me daría un beso pero que hoy no puede.

Rumbo 250 para evitar otro cúmulo bastante activo. Pernambuco está muy vivo hoy. Tal cómo nos avisaron hace un ratito con un SIGMET desde centro Recife.​

Despegábamos y ya sobre el Atlántico y rumbo a Funchal, estábamos cenando mi compañero y yo cuando oímos una voz en el altavoz de cabina que solicitaba un médico a bordo. No todo podía ir tranquilamente, dentro de lo intranquilo que es este vuelo. Los pelos del cuello erizados, mirando qué aeropuerto hay cercano: ¿ Gran Canaria, Funchal? Minutos intensos mientras acabamos de cenar y esperamos noticias desde atrás. Parece ser que uno de ustedes ha tenido una bajada de azúcar, un médico lo ha atendido sin mayor problema y está todo bien. Un susto nada más.

Nos quedan tan solo dos horas de vuelo y poco más de 30 toneladas de combustible. Sao Paulo nos recibirá con pocas nubes, una brisa muy leve y una temperatura de unos 20 y pocos. Aunque Brasil aún no ha decretado el estado de alarma o emergencia, he leído la Folha de Sao Paulo antes de despegar y parece que si hay restricciones y limitaciones al igual que los centros de enseñanza están cerrados, con lo que espero el tráfico sea ligero hacia el hotel y así poder llegar pronto a desayunar y descansar. En circunstancias normales ese trayecto suele durar poco más de una hora en un tráfico muy pesado a esas horas de la mañana.

El vuelo de regreso a Madrid será con expatriados que vuelven a casa para estar con los suyos. Cada uno de ellos una historia diferente, pero todos incluidos nosotros con mucha incertidumbre por lo que se avecina. Crisis económica, parón empresarial y una alta reducción de nuestros vuelos. ​

Veo que el avión está trasladando combustible desde la cola hacia los depósitos principales para mantener el centro de gravedad dentro de los márgenes de diseño mientras optimiza el uso de los mandos de vuelo reduciendo así la resistencia al avance y ahorrar combustible.

Como todos los días y en un ratito saldrá el Sol por el Este, sobre el mar, llenándolo todo de luz, calentado nuestros corazones con vida y alimentado a la vez nuestros instintos de supervivencia y búsqueda de felicidad.

Por ahora serán solo unas 24 horas hasta nuestro siguiente vuelo. Disfruten de estas últimas hasta Guarulhos, y como siempre muchas gracias por usar nuestras alas y ser tan comprensibles en estos días de tantos miedos y dudas. ​

Muchas gracias.

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8 respuestas a “CORONAVIRUS”

  1. Como siempre.. sus escritos son muy buenos e interesantes! Happy Landing comandante!

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  2. Desde pequeño me ha gustado la aviación. Nunca llegué a ser piloto pero la pasión siempre es muy fuerte. Lo sigo en Twitter y lo respeto mucho como profesional y como persona. Es muy atento respondiendo siempre. Lo admiro y deseo que pronto esto se termine para poder retomar, tras la tormenta..
    Le mando un gran abrazo virtual, deseandole lo mejor.

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    1. Muchas gracias tocayo. Saludos y cuídese!!

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  3. Me quedo sin palabras… solo decir GRACIAS 👏🏻👏🏻

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      1. Heroes voladores sin capa!! Gracias🙏

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