Muy buenas noches señores pasajeros y bienvenidos de nuevo a bordo.
En breves minutos pasaremos desde el espacio aéreo de Senegal al de Cabo Verde y ya tenemos la frecuencia preparada para el cambio hacia esas islas del Atlántico tan desconocidas por nosotros.
Regresando de Brasil me invade una gran mezcla de emociones. Este fue mi último vuelo antes del principio de la pandemia, y ahora que comienzo a volar de nuevo es mi segundo destino y aquí arriba todo sigue igual. El avión se comporta igual, la operación es la misma, las sensaciones cuando el avión se mueve son idénticas… A pesar del tiempo sin volar, al tacto el avión sigue sintiéndose en mis manos igual cuando lo he volado manualmente.
Pero es allá abajo donde todo está diferente e inusual. No está revuelto, sino en una calma desconcertante. En las calles hay menos tráfico, menos atasco, más silencio, las personas van y vienen en sus vidas pero ya no se sabe si sonríen o están tristes: llevamos máscaras.
En la calle, en el avión, hasta durmiendo en nuestras zonas de descanso… A todas horas tenemos señales que nos dicen que esto aún no ha pasado. Por todas partes leemos que se acerca el final del túnel y la luz brilla fuerte al otro lado.
En este vuelo voy sentado a la derecha, ya que voy capacitando a un compañero comandante que se está soltando en este modelo de avión y, como siempre, no tengo queja y la vida es muy fácil con “alumnos” de este calibre , experiencia y actitud. Aún así, el regresar al vuelo y hacerlo desde la derecha me supone un extra de atención, ya que sin dejar de ser el comandante del vuelo, he de dejar que él haga su parte y yo hacer labores de copiloto mientras superviso y comparto conocimientos con él.
Es una vuelta más de tuerca en las complicaciones que esta profesión nos presenta en el día a día exigiéndonos mantener un alto nivel de excelencia en todos los aspectos de la operación demandando, por supuesto, conocimientos, sabiduría, visión global del vuelo, generosidad, y las tres palabras que tan de moda están: empatía, resiliencia y asertividad.
Tras 6 meses sin volar, en los últimos dos meses he tenido 2 vuelos, para Diciembre tengo programados 3, y esto es muy significativo porque algo está cambiando. Podría ser un aumento puntual de la demanda por la época festiva de la Navidad o también puede ser un avance hacia ese final del túnel del que les hablaba antes. Prefiero pensar que es por esta segunda opción.
Estamos vigilando con mucho cuidado la temperatura de la bodega trasera de carga ya que durante el embarque una de ustedes se ha dirigido a mi compañero copiloto, preocupándose por el bienestar de su perro. Allí debe ir plácidamente dormido mientras nosotros cuidamos que la su entorno no baje de 19 grados. Ellos también son nuestros pasajeros y hay que velar por ellos con mimo.
Seguimos ahorrando combustible y unos minutos sobre la hora de llegada a Madrid, a pesar del retraso que el ATC brasileño nos impuso al salir ya que ellos también están implantando el sistema de gestión de tráfico aéreo llamado AFTM por el cual se general los tan famosos “SLOTS”. Pero al parecer llevan poco tiempo con este sistema y no está funcionando como se esperaría de algo que se ha diseñado para mejorar la eficacia de la operación, y eso que no hay el nivel de trafico aéreo que solía haber antes.
Tres vuelos en un mes y me parece extraordinario. Serán tres destinos de los clásicos de Instruccion porque de nuevo iré capacitando a compañeros comandantes así que, a pesar del aumento de vuelos, volaré poco. Pero siempre merece la pena.
Posición IREDO, -55ºC, 985 kms/h, seguimos estimando Madrid a las 06:27 y tenemos viento en cola.
Una vez más, muchas gracias por elegir volar con nosotros recuperando la confianza en el transporte aéreo y acompañarnos en estos mágicos ratitos aquí arriba.
¡Hasta el próximo vuelo!


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