Buenos días señores pasajeros.

Estamos aún ascendiendo para nuestro nivel de crucero inicial de 35000 pies, poco más de 10 kilómetros y medio sobre la superficie de la Tierra. Hemos despegado de Los Ángeles y acabamos de sobrevolar Las Vegas, cruzaremos Nevada, Nebraska, Omaha y Minnesota para entrar en Canadá por Winnipeg y abandonar el continente americano por el Mar del Labrador.

Desde allí comenzaremos el largo cruce del Atlántico hacia Santiago, Zamora, Toledo y finalmente Madrid, donde llegaremos casi 45 minutos antes de la hora programada para este vuelo aprovechando un constante viento en cola durante toda la noche que nos acortará el tiempo de vuelo. Tomaremos tierra a la una y media de la tarde en Barajas donde nos espera una tarde preciosa de otoño con cielos casi despejados y una temperatura de 25 grados centígrados.

A lo largo de la ruta tenemos tan solo una zona de turbulencia ligera reportada en mitad el Atlántico, así que haremos todo lo posible para evitarla y ofrecerles el vuelo más placentero y cómodo hasta destino.

Hoy quisiera compartir con todos ustedes un detalle que hace de este vuelo algo muy especial. En unas horas, aún en vuelo, comenzará el día de mi cumpleaños, algo que siendo “especial” para mí, no es tan importante. Pero con este motivo, caigo en la cuenta de que dentro de unos pocos meses cumpliré 26 años volando en esta compañía que para todos nosotros es “nuestra casa”.

En estos años he tenido el placer de transportar a miles de personas, desconocidos en la gran mayoría. Todos excelentes compañeros de estos largos viajes cruzando el océano Atlántico. Cada uno una historia, una vida, sueños, esperanzas, alegrías y lágrimas, un pasajero.

Han sido bastantes las ocasiones en que he coincidido también con amigos, conocidos y familiares.

Pero hoy es un día muy, muy especial para mí ya que entre nosotros se encuentra la mayor de mis hijas, que ha volado conmigo en numerosas ocasiones, pero hoy por primera vez vuela conmigo mi nieto que aún no ha cumplido los dos meses.

Ya el Sol se ha escondido tras nuestra estela y la oscuridad de la noche nos envuelve. Es ahora que rodeado de millones de estrellas y el infinito del universo, hoy siento como el reloj de bolsillo de mi abuelo que he traído en esta especial ocasión en mi mano, y la cercanía de mi nieto, todos a bordo, formamos una saga familiar que une nuestras esencias. Quizás algún día Lucas bajo esta misma Luna lleve en su muñeca el reloj de su abuelo quién le habrá contado las historias y viajes de su bisabuelo y tatarabuelo.

Así que desde aquí quiero compartir con todos ustedes la gran alegría y felicidad que supone para mi este primer viaje con el nuevo miembro de la familia.

Disfruten del vuelo con la total seguridad de que van a ser perfectamente atendidos y mimados por la excelente tripulación que hoy nos acompaña, y ya llegando a Madrid me pondré de nuevo en contacto con todos ustedes para darles el último parte meteorológico de Barajas así como cualquier cambio en la hora estimada de llegada.

Muchas gracias y buenas noches.