La aviación vista por un aviador

2023 y volvemos a volar

Muy buenas noches, señores pasajeros,

Hoy nos encontramos sobre África, algo diferente a lo que acostumbramos a sobrevolar en estas largas noches.

Hoy la ruta nos trae desde el norte de Brasil hacia Senegal sobre Dakar y ahora mismo estamos ya en Mauritania a punto de entrar en Marruecos, para después continuar hacia Barbate, Sevilla, Toledo y finalmente Madrid. 

Nuestro último vuelo fue el pasado día 17 de diciembre, así que hace casi dos semanas que no volábamos siendo este nuestro segundo vuelo de 2023. En ese tiempo que no hemos volado, a parte de los días libres reglamentarios que me correspondían, he estado en una semana de “incidencias”. Esto es que durante ese período de tiempo estamos un grupo de tripulantes en situación de alerta por si falla algún compañero o sale algún vuelo no programado, estamos como de guardia

Siendo la última semana del año, la incertidumbre de no saber dónde voy a estar ni con quién voy a pasar esos días añade un factor de incertidumbre que, aunque no vuele, nos pone en estado de alerta emocional que también cansa y suma estrés.

Superada esa semana y casi a continuación, nos hemos juntado una tripulación muy joven y animada tras las fiestas para ir con todos ustedes a Montevideo, una de las ciudades más interesantes que conozco y que poco a poco me va gustando cada vez más como refugio para escapar y sentirme acogido por su buena gente y tranquilidad.

El vuelo de ida ha sido nocturno ya que despegamos desde Madrid a las 12 de la noche, y llegamos a Uruguay muy temprano en la mañana de ayer. Cometí el error de tomar café en el desayuno y no he dormido muy bien, aunque también es posible que el haber estado casi dos semanas en casa sin cambios horarios me ha roto la rutina del sueño y descanso, ya de por sí muy sensible a los cambios. Irónicamente, el cambio ha sido no cambiar.

Ahora ya de regreso y tras deleitarnos con un buen bife y unas copas de su estupendo Tannat, Montevideo queda muy atrás (8542 kms) el verano y las playas las vamos a cambiar por nieblas, Madrid y 11 grados con viento en calma.

El aeropuerto de Carrasco tiene dos pistas, pero nosotros sólo podemos usar una de ellas, la 07-25 por su longitud. Lo cierto es que el rumbo que llevábamos desde Brasil al destino era 240, casi enfilados con la pista 25. Al solicitar las condiciones meteorológicas del aeropuerto nos dieron unos datos que nos permitían aterrizar en la 25 evitando tener que dar la vuelta, a pesar de entrar con algo de viento en cola ( dentro de los limites del avión). Y así hicimos, pero según nos acercábamos al suelo el viento se mantenía por encima del límite y no bajaba lo suficiente, así que la copiloto nos preguntó casi retóricamente ¿Nos vamos? Y sonó la música:

-Manual TOGA Go Around Track, Flap

-Positive Rate, Gear Up. 

-Montevideo Iberia 6011 en procedimiento de frustrada.

Dimos una vuelta sobre la ciudad dormida y aterrizamos en la pista 07 sin mayor incidencia que el tiempo empleado y unos 1000 kgs extra de consumo.

Esta mañana para despegar usamos la pista  25 dado el viento que hacía desde el litoral haciendo una vueltita al poco de despegar hacia el norte por la izquierda sobrevolando la costa y en dirección Rio Branco. Hace ya unos años, haciendo esa misma salida con viraje unos fotógrafos locales (Ezequiel y los spotters de SUMU) captaron unas imágenes preciosas que me hicieron llegar por correo electrónico, y en esta ocasión he tenido la grata sorpresa de recibir una de esas fotos enmarcada de aquel despegue de la mano del propio Ezequiel. Una preciosa imagen en la que se ven muchos detalles del avión y un poco de condensación en el winglet izquierdo sobre el cielo azul de la ciudad.

Ya estamos sobre Casablanca y seguimos con esta turbulencia intermitente de la que les hablaba cuando alcanzamos el nivel de crucero hace algunas horas ya. Hemos superado la peor parte entre Rio y Salvador de Bahía, y a partir de ahora no deberíamos movernos mucho más. 

Como siempre, nuestros vuelos tienen algo de especial, algo que dentro de lo extraordinario que supone cruzarse el Atlántico en unas breves horas, siempre hay algo que lo hace único de verdad. En el caso de hoy creo que se podría decir, que hemos tenido que suprimir los frutos secos a bordo ya que llevamos a una pasajera extremadamente alérgica a estos. Si no recuerdo mal, es la segunda vez que me ocurre en los años que llevo volando. Realmente no supone nada.

Como les decía, se confirma la meteorología en Madrid con nieblas y temperaturas bajas. Quizás hagamos una aproximación automática hasta el suelo pero por ahora no lo sabremos hasta no estar más cerca de la pista.

Una vez más muchas gracias por usar nuestras alas y esperando volver a verlos pronto: Bienvenidos a España.

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