Muy buenas tardes, damas y caballeros,
Se acaba el año y aquí estamos a nivel de vuelo 380, poco más de 11 kilómetros y medio sobre un Atlántico muy limpio de nubes y con la superficie del agua en calma que hace que desde aquí hasta veamos el reflejo de las pocas nubes bajas que hay. Parece un inmenso espejo azul de paz y calma.
Volando en este casi nuevo A350 la sensación de comodidad y seguridad es muy alta. Vamos manteniendo 810 km/h sobre el agua y no se mueve nada en absoluto. Tan solo tenemos percepción del movimiento por nuestros instrumentos y por el pasar de las pocas nubes que hay. Aún nos faltan 8 horas y media para llegar a Santiago, ya que nuestro vuelo hoy es de tan solo 12:53.

Sí, es una cifra alta para un vuelo, pero recuerdo lo que tardábamos en los A340 o en alguna ocasión que fui desde Barcelona en el A330, y la duración fue mayor aún. Este avión tiene una velocidad de crucero por diseño de 0.85 la velocidad del sonido, mientras que aquellos otros modelos volaban a 0.83 y/o a 0.80. Pareciera que la diferencia no es tanta, pero en estas largas travesías se nota y es una diferencia significativa.
Hace tan solo unos meses vivíamos el aniversario del accidente del Concorde en Paris, y a razón de eso he aprovechado para leer varios libros sobre esa tan magnífica y única máquina voladora. He descubierto cosas y detalles de su operación que desconocía y me hacen creer más aún en aquella frase que siempre escuché sobre lo adelantado que estaba a sus tiempos.
Independientemente del factor financiero que existe a la hora de desarrollar un avión nuevo y con las características parecidas al Concorde, véase tales como una capacidad de unos 200 pasajeros, autonomía como para unir Europa con América y esta con Asia, y hacerlo a velocidades que rondan 2.5 la velocidad del sonido. Aún con el dinero y la maquinaria empresarial suficiente, hoy en día hay un gran problema para su desarrollo: aún no se ha descubierto un diseño de avión que no cause una onda de choque tan fuerte como para que no moleste a los ciudadanos que viven bajo la trayectoria de su vuelos.

El desarrollo de los motores, los materiales, los sistemas del avión para hacer la vida a bordo cómoda, la gestión del combustible, el centro de gravedad y la navegación entre otros sistemas está lista y a disposición de los ingenieros para su instalación y adaptación a ese nuevo avión, pero el problema persiste con la onda de choque.
Hay grandes corporaciones trabajando en ello pero aún no han encontrado el equilibrio entre la velocidad, la resistencia de los materiales y, cómo no, los costes operativos. Ojalá llegue la oportunidad de volarlo algún día como pasajero y poder disfrutar de la curvatura de la Tierra, la oscuridad del infinito y la camadería de los compañeros que lo vuelen.
Nosotros aquí seguimos en este “lento” A350 a punto de cruzar el Ecuador al norte de Maranaho en la costa de Brasil. El Sol sigue su camino hacia el oeste y un par de horas antes de llegar a Chile se pondrá tras la cordillera de los Andes. Quizás la luz de la Luna hoy nos permita ver con detalle la fuerza de esas montañas.

Un cumpleaños, la boda de un amigo íntimo, el fallecimiento de un familiar, una fiesta familiar, el cumpleaños de un hijo, Nochebuena, Navidad, son todos días señalados a lo largo del año, de la vida de todos nosotros que en mayor o menor medida disfrutamos o vivimos de una manera especial dado su significado. Los aviadores, los que nos dedicamos a esto, podemos cambiar un vuelo con un compañero o solicitar a nuestro empleador un día libre, pero son muchas las ocasiones en las que es imposible estar en todos los momentos significativos en casa.
Hoy día 30 de diciembre, es uno de esos días, ya que mañana estaremos lejos de casa y somos muchos los que volamos en estas fechas tan marcadas. En ciertas ocasiones nos pueden acompañar algunos familiares, pero nunca es lo mismo que el estar en casa, rodeado de todos aquellos que nos quieren y a quienes queremos. Es una sensación agridulce ya que queriendo estar en otro sitio, aquí en el avión y a varios kilómetros sobre el Amazonas, nos sentimos muy a gusto.
En breve pasaremos sobre Paraguay, Argentina y tras cruzar la cordillera al norte de Mendoza finalmente comenzaremos el descenso hacia Santiago. Hoy nos espera una tarde muy agradable y despejada con una temperatura de unos 17 grados que comparado con el frío de Madrid, hasta se agradece.
Mañana se acaba este año, pero también empieza otro y eso es toda una intención de posibilidades, nuevos retos y vivencias por descubrir.
Una vez más muchas gracias por usar nuestras alas en este viaje y a lo largo de este año. Esperamos volver a verles de nuevo en nuestro próximo vuelo quién sabe hacia dónde.
Gracias y Feliz Año Nuevo.


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