La aviación vista por un aviador

Nueva andadura

Hola lector:

Después de colaborar un tiempo en otro medio de información he decidido “volar solo” y editar mi propio blog, para compartir con todos los que disfrutáis con este mundo aeronáutico mis relatos.

Así que llevado por los consejos y ánimos vuestros he abierto esta nueva puerta, y aquí estoy. Y sin más dilación comenzamos.

 

TREINTA AÑOS

 

Está empezando 2017 y recapitulando he caído en la cuenta que este año, en verano, se cumplirán la friolera de 30 años desde que tuve entre mis manos por primera vez los mandos de una aeronave.

Corría el año 1987 ( Ufffff!! ) y con mucha ilusión y esfuerzo mis padres me mandaron a un campamento de Vuelo sin Motor a Ocaña, provincia de Toledo…¡que cosas!.

Tras unas clases teóricas, por fin un día empezamos a subir a los planeadores. Eran unos Blanik de aluminio muy pesados y antiguos, pero que en aquel momento eran para nosotros los aviones más bonitos del mundo.

Dormíamos allí mismo, en barracones y hangares, comíamos también en el aeropuerto, e íbamos con unos monos naranja tan vistosos como poco glamurosos.… Recordándolo ahora fueron unos días bonitos e intensos.

El primer vuelo fue breve como todos los que hicimos. Subíamos remolcados por unas avionetas francesas de plano bajo y tren fijo. ¡Para mí todo era increíble…! Subíamos, yo sentado delante y detrás el instructor. Ambos con un paracaídas a la espalda y sudando porque el Sol calentaba mucho la cabina a través de la carlinga. Era todo muy básico, mecánico y simple.

¡Qué nervios!… comenzaba la carrera de despegue tras la avioneta que nos remolcaba. De repente una nube de polvo nos rodeaba y, manteniendo las alas niveladas, en pocos metros estábamos volando tras la avioneta, antes incluso de que ésta despegara.

Ahora tan solo había que mantener la posición tras la cola de la avioneta. Oía los consejos que suavemente me daba mi instructor a través del intercomunicador. Alcanzada la altura determinada recibíamos la señal para soltarnos de la cuerda. Silencio de repente… No se oía otra cosa que un silbido suave… Estábamos volando, planeando… Yo lo estaba haciendo…

Era verano y hacia bastante calor en aquellas tierras toledanas, identificar las corrientes de aire caliente era relativamente fácil, pero mantenerse dentro de ellas no tanto. Volar junto a un buitre y ver cómo él gira la cabeza y te mira con indiferencia es algo indescriptible… mágico …

En mitad de esos días vinieron mis padres a verme y recuerdo, con emoción, cómo con orgullo me miraban volar ante ellos, y como yo – casi un adolescente- me sentía de repente «mayor». La mirada de mi madre con temor ante aquellos aparatos brillantes y metálicos, y mi padre viéndolo todo y observando mientras me daba consejos.

En los últimos días del campamento mi instructor me invitó a acompañarle mientras remolcaba a mis compañeros, y por supuesto que accedí a su oferta. Subimos en la avioneta como había visto a otros pilotos hacer conmigo al remolcarme y, al soltarse el velero, bajamos a buscar a otro. Pero lo hicimos rápido: un fuerte alabeo y picada que para mí eran sensaciones nuevas e inesperadas.

El curso de mi vida cambió en aquél campamento. Hasta entonces tenía la idea de estudiar “Topografía”, una carrera que nada tenía que ver con la aviación, más bien casi lo contrario. Volar era algo lejano para un simple muchacho de un pueblo de la playa. Pero a partir de esos días ya no hubo en mi mente ni en mi corazón otra cosa más que volar… Y volé…

Volé alto, con mucho trabajo y mucho esfuerzo. Pero volé… Volé tanto que ahora mismo aquí estoy sentado en el asiento del Comandante de un Airbus 330 casi nuevo que IBERIA me pone en las manos para cruce varios mares y un océano con 280 personas a bordo desde San Salvador a Madrid…

Aún soy joven y me quedan muchos vuelos por disfrutar, y muchos aviones para volar alto.

Aquel instructor que tanto influyó en la trayectoria de mi vida es un amigo y compañero hoy en día, y siempre que nos cruzamos pienso lo mucho que le tengo que agradecer por aquellas mis primeras horas de vuelo.

Gracias Nico.

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9 respuestas a “Nueva andadura”

  1. Gracias Nico por hacer de Paco un aerotrastornado que me tiene aquí a las 2.59 de la madrugada enganchado a su boog (después de horas decido empezar por el principio). Gracias Paco por amar a la aviación y contarnoslo. Nos vemos por 🐥

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  2. Un sueño de muchos, una realidad de pocos.
    Enhorabuena y muchas gracias comandante.

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  3. Aquí estamos leyendo estas lineas esperando las proximas.
    Un saludo .

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  4. Gracias por esta puerta abierta para seguir contemplando el Cielo.

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  5. Muchas gracias por estas lineas que escribes, describiendo las sensaciones de la primera vez que se vuela, algo inolvidable y que doy fe de ello!! Buenos vuelos Comandante

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  6. Mucha suerte Comandante con esta aventura entre letras y buenos vuelos para contar y compartir.

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