Buenas noches una vez más.
Sobrevolando la isla de Puerto Rico a nuestra izquierda vemos la República Dominicana, mientras a nuestra derecha amanece la Luna entre algunas capas de finas nubes. Vamos de regreso a Madrid tras unos días de escala en Medellín.
Nuestro avión va funcionando perfectamente y la meteorología por ahora está siendo bastante más benevolente de lo pronosticado a nuestra salida. Así que aquí estamos a punto de entrar en el Atlántico. Esa primera etapa de carga de trabajo en cada uno de estos vuelos de largo recorrido, en los que inevitablemente casi siempre cruzamos el océano.
El controlador está bastante ocupado con mucho tráfico pero ha llamado nuestra atención porque en un momento dado ha mandado a todo el mundo en la frecuencia a callar. Tras un breve silencio ha comenzado a hablar a uno solo de los aviones. Parece ser que un vuelo procedente de Alemania en dirección a alguna isla del Caribe ha declarado una emergencia médica a bordo, y el controlador en pocas y directas palabras ha intercambiado información con los pilotos en la que se decían las necesidades de uno con los permisos que daba el otro.
Parece ser que van a aterrizar en Santo Domingo porque hay una pasajera enferma. Espero todo salga bien y solo sea un susto.
Hoy es un día especial para esta tripulación, ya que uno de sus miembros está realizando su último vuelo en esta nuestra compañía tras 38 años de constante trabajo. Empezó a volar con 18 años y hoy al llegar a Madrid colgará el uniforme. Supuestamente ahora solo volará como pasajera en avión, pero ¿ realmente se puede hacer eso ? ¿ volar sin estar atento a todo, sin sentir y esperar sonidos reconocibles, cambios, olores, etc..? Yo estoy convencido que en mi caso no es posible. Me imagino que como muchos de los que nos dedicamos a esto, siempre estamos alerta a todo y vemos venir las cosas, forma parte de nuestro entrenamiento desde que empezamos en la escuela de vuelo y está muy enraizado en nuestra forma de ser tanto en el avión como fuera de él.
Nuestra compañera empezará con nuevos proyectos vitales y continuará viviendo feliz en esta nueva etapa que empieza mañana. Es afortunada porque como plan de vida ha llegado a esta meta y aún tiene muchas otras por delante que de seguro alcanzará y supondrán una fuente de energía y vitalidad.
Para mi que aún estoy en mitad de mi carrera profesional, me parece un abismo de incertidumbres el pensar en ese día y me recuerda que cada vuelo es irrepetible, que cada hora aquí arriba es única y pertenece ya, al pasado. Así que hay que disfrutar cada día, cada vuelo como si del último se tratase.
Por otro lado uno de mis copilotos está realizando su último mes en esa función, ya que a partir del mes que viene empieza una fase muy bonita en la vida de un aviador. Comienza un proceso precioso en el que tras mucha tensión, estudios, exámenes y pruebas de simulador y en vuelo finalmente, un día se sentará a la izquierda de un A-320 en un vuelo a cualquier destino y sin supervisión. Estará “suelto” como Comandante de un avión comercial de transporte de pasajeros, y esta es la meta profesional a la que todos aspiramos.
En este trabajo no hay dos vuelos iguales, la rutina se puede decir que no existe y es esta una de las características que hace de esta profesión algo tan especial.
Ya la niebla de Madrid se ha levantado y a parte del frío que hace en comparación con Medellín, hace un día espléndido que nos da la bienvenida a España.
Gracias y hasta la próxima vez que volando coincidamos en estos aires.


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