Muy buenas tardes señores pasajeros y sean bienvenidos a nuestro vuelo a Buenos Aires.
Hemos despegado casi al máximo peso certificado del avión, tan solo faltaban 1600kgs, así que hemos pedido a los motores el máximo de su potencia para poder hacerlo con seguridad.
Hoy he reservado este vuelo para mí. Normalmente lo sorteamos entre los pilotos, pero hoy es un vuelo muy especial para su Comandante.
Tras unos aviones que nos preceden finalmente la torre nos autoriza a entrar y alinearnos en la pista de despegue. Suavemente acelero un poco los motores para romper la inercia y avanzamos con pesadez. Siento el avión con aplomo ( 240 toneladas) pero con ganas de volar. Pasan unos segundos y finalmente la torre nos autoriza, las listas de chequeo están leídas, enciendo las luces, aviso del despegue, pongo el cronómetro en marcha y acelero los motores al 109.9% de potencia. Aceleramos rápidamente sobre el asfalto, y alcanzando 161 nudos, tiro levemente del sidestick… y espero.
Poco a poco el avión rota sobre las ruedas principales, y al alcanzar unos 12º grados se despega del suelo…… se levanta…. y vuela…
Pido a mi compañero la retracción del tren de aterrizaje. Subimos, a la vez aceleramos, y vamos reduciendo los flaps que habíamos sacado para despegar. Sobre Colmenar Viejo una pareja de buitres nos mira y esquiva con mucho margen, pero nos vemos las caras.
Ávila, la Sierra de Gredos, Cáceres, Portugal…Y ahora estamos ya manteniendo 33 mil pies sobre el Atlántico rumbo a Buenos Aires. Son unos 10 mil kilómetros en total.
Es un vuelo normal, regular y repetido muchas veces desde aquella primera gesta del Plus Ultra con Ramón Franco y su tripulación. Yo mismo he volado por esta ruta cientos de veces en otros tiempo y en otro avión: el Airbus 340 y como copiloto.
Y esta es la razón por la que este vuelo es tan especial para mí: hoy es mi primer vuelo a Buenos Aires como Comandante. Podría decirse que tras haber repetido tantas veces este vuelo y tantos otros, al haber acumulado tantas horas de vuelo y experiencia, este vuelo debiera ser uno más… Pero no lo es.
Profesionalmente cada uno de nosotros tiene sus metas y sus logros. Para algunos compañeros hacer los vuelos más largos, o los más cortos, o a destinos complicados orográficamente, superar las tormentas más fuertes, solventar alguna emergencia, podrían ser sus retos profesionales. Hoy yo voy a cumplir una de mis metas profesionales: volver a Ezeiza como comandante de la compañía que tanto quiero y en un gran pájaro que desde Madrid trae a cientos de personas.
Quizás suene cursi, pero es un sueño de mi lista de cosas por hacer, y que hay que ir borrando cuando aparece la oportunidad.
Nuestro flamante y muy nuevo avión está funcionando a la perfección, la meteorología se está portando bien y el frente intertropical no está muy activo. Brasil es un país inmenso y lleno de accidentes ortográficos que desde este mirador observamos con mucho gusto y placer: grandes ríos, lagos, montañas y cientos de ciudades. Tardamos unas 4 horas en recorrerlo desde que entramos por el norte hasta que llegamos a Uruguay, pero es ahí cuando comienza la adrenalina a surcar mis venas porque nos acercamos a esta gran ciudad que tanto me gusta.
Comenzaremos el descenso sobre Uruguay, ya hablando en ese español tan musical y dulce que se usa en estas tierras. Acercándonos al Río de la Plata ya cambiamos con el controlador argentino y dejando Puerto Madero a nuestra izquierda empezaremos la aproximación PAPIX6A a la pista 11 del aeropuerto Ministro Pistarini.
Sobrevolando la ciudad ya de noche observamos lo inmensamente grande y vasta que es a través de sus luces. Es plana, no hay montes ni obstáculos naturales. El aeropuerto se nos presenta cerca pero hay que hacer unos giros para enfilar la pista 11.
Aterrizaremos en Argentina muy pronto y, aún sabiendo lo importante que para ustedes es este vuelo, hoy para mí lo es mucho más de lo normal.
Hoy, como siempre, voy a hacer todo lo posible por hacer que el aterrizaje no se note y llevarme un buen sabor de boca a la vez que oigo esos aplausos que a algunos no gustan pero a mi me encantan y agradezco.
Muchas gracias por venir hoy conmigo, por compartir esta travesía y este cerrar un círculo en mi carrera profesional.
Espero hallan disfrutado tanto como yo del vuelo, y como siempre, espero volver a verles de nuevo en nuestro próximo paseo.
Gracias.


Replica a martin losardo Cancelar la respuesta