Buenas tardes señores pasajeros.
Aquí estamos una vez más en este océano Atlántico que tantas veces hemos recorrido en los últimos años y que hoy se nos ha presentado algo sacudido. Ya sabíamos que llegando a las inmediaciones del meridiano 60 Oeste la cosa se iba a poner algo movidita.
Esta mañana cuando recibimos el paquete de información previa al vuelo, había una profunda vaguada en esa zona debido a la curvatura de dos chorros que se enredaban, por decirlo de alguna manera , en esas latitudes.
Dada la alta posibilidad de tener que sufrir turbulencias fuertes y hacer que la ruta evitara ese fenómeno atmosférico nos habría retrasado muchísimo por el gran desvío que eso supondría, decidimos cargar más combustible y así prevenir posibles desvíos, descensos y/o cambios en la velocidad de crucero.
Superada es zona, he dado un paseo por el avión mientras mis compañeros copilotos se encargaban de la vigilancia del vuelo y algunos de ustedes me han preguntado si ya habían terminado esas turbulencias. Los había avisado antes de salir de Madrid, y justo antes de empezar los advertí para que se asegurasen del uso de los cinturones, por si acaso.
Y ya estamos del otro lado, superado el gran “bache” podemos decir que no ha sido tanto y que no se ha notado en exceso. Aún así, nunca es suficiente precaución para hacer de la operación del vuelo un proceso cómodo y placentero para ustedes.
Hoy voy “capacitando” a una piloto casi nueva en la flota. Lleva escasos meses volando este avión y este tipo de vuelos largos. En su mirada recuerdo mi grandísima sorpresa y temor a lo desconocido cuando, hace ya algunos años, estaba en su misma situación de camino a Santo Domingo la primera vez.
Recuerdo llevar todos los procedimientos en mi mente, los números y datos grabados en la memoria a base de practicar mucho en una silla en casa. Al igual que ella me lo sabía todo, pero los libros y el simulador nunca son lo mismo que la realidad. Aquí hay pasajeros, hay meteorología de verdad, hay un horario que cumplir, y esta es la vida real en la que no hay emergencias gracias a Dios.
Son momentos de nervios controlados y situaciones en las que el nivel de concentración es máximo. Han sido muchas las noches en blanco estudiando, largas horas preparándose para estar sentada donde está.Veo en sus ojos que está concentrada para darlo todo y a la vez aprender todo lo que pueda. Pero se que por dentro está ( como estaba yo ) dando saltos de alegría por haber pasado a una etapa profesional que será la más alta a la que pueda optar en los próximos años hasta que la ofrezcan ser comandante.
Que etapa tan bonita está viviendo estos meses.
De repente he caído en la cuenta que todo esto me pone a mi en el lado de los mayores de la compañía. Da igual, es ley de vida la renovación y aún me queda mucho aire en las alas para volar.
El Sol no acaba de ponerse y en España son las 12 y cuarto de la noche, aún nos quedan 3 horas para llegar a La Habana, donde nos espera una noche caribeña de pocas nubes, temperatura de unos 25 grados y viento suave del norte.
Bermuda ya esta detrás de nosotros y en breve comenzaremos el descenso.
Muchas gracias una vez más por usar nuestras alas y acompañarnos en estos vuelos.
Francisco Juan
López Medina


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