Buenas tardes señores pasajeros, una vez más en una tarde tranquila sobre el Mar de Los Sargazos.
Aún nos quedan unas tres horas para llegar a Medellín y por ahora todo va bien. Y digo “por ahora”, ya que en la primera hora del vuelo se nos ha dado una situación médica con un pasajero que se ha sentido indispuesto.
Estábamos a unos 45 minutos de entrar en el espacio aéreo oceánico y mi prioridad, como siempre, era el bienestar de todos ustedes, y en este caso en especial, del pasajero enfermo. Preguntamos si había algún médico a bordo y aparecieron tres profesionales. Tras varios minutos de exploración y diálogo, llegaron a la conclusión de que, si bien su situación requiere tratamiento, puede manejarse y atenderse en un primer momento en vuelo manteniéndolo además vigilado, aunque al llegar a destino ha de ser tratado más concienzudamente en un hospital.
Parece ser que tuvo un episodio en tierra antes de embarcar y otro médico lo atendió dándole el visto bueno para seguir a destino. Ya hemos avisado a la compañía para que tenga los servicios preparados a nuestra llegada, y “por ahora” todo va bien.
Hace relativamente poco tuve otro caso médico, que resultó ser falso ya que lo que el pasajero quería por medio de la atención sanitaria al llegar a Madrid, era evitar ser intervenido por las fuerzas de seguridad del estado ya que estaba en búsqueda y captura.
La gratuita generosidad de los profesionales de la medicina en los vuelos creo que no está suficientemente reconocida, y quizás algún día esto habría que cambiarlo.
Pero no todas las situaciones humanas que surgen en el avión están relacionadas con la salud. En nuestro último vuelo, la semana pasada, un joven se me acercó antes del embarque y me hizo cómplice de su intención de sorprender a su novia pidiéndole la mano en vuelo regresando desde New York, así que hicimos un pequeño paréntesis en la operación habitual para compartir con todos los demás pasajeros ese momento tan especial en el que ella dijo “si”.
Yendo ya a nuestro trayecto de hoy, la meteorología en Río Negro es buena aunque poco a poco está empeorando, con algunas tormentas en los alrededores del aeropuerto y nubes cada vez más bajas. Tampoco quiero inquietarles con esto ya que en peor de los casos el avión podría casi aterrizar solo , y los más importante es que llevamos combustible de sobra para poder esperar a que las condiciones mejoren o irnos a Cali o Bogotá, aunque haremos todo lo posible por terminar el día donde teníamos planeado.
Nuestro avión está funcionando a la perfección y esta mañana antes de salir los compañeros de mantenimiento me han dicho todo lo que le habían hecho durante la noche anterior para dejárnoslo en perfectas condiciones.
Hemos cargando 60 toneladas de combustible y para 9 horas y 45 minutos es más que suficiente. Estamos ahorrando algo según nuestras previsiones y vamos a llegar casi 45 minutos de antelación a la hora prevista. Prácticamente no se ha movido en lo que llevamos de travesía y, si no me equivoco, hasta que comencemos el descenso no deberíamos sufrir ninguna turbulencia .
Hoy realiza su primer vuelo a Medellín uno de nuestros copilotos, está en la fase de capacitación y lleva tan solo un par de meses en la flota. Su actitud y pericia es muy buena, lo que me congratula, ya que además de hacerme el trabajo más fácil, denota el alto nivel que mantiene el departamento de instrucción entre los alumnos nuevos.
Ya hemos salido del área del control del Atlántico y estamos bajo control radar de San Juan de Puerto Rico, donde a pesar de hablar un español muy bueno nunca lo usan por la radio, siendo este un idioma oficial. Curiosidades.
La rutina se rompe a veces en este trabajo, aunque gracias a Dios….de eso que yo se que a algunos de ustedes les preocupa… no suele pasar nada.
Muchas gracias por volar hoy con nosotros y espero que disfruten y descansen en lo que nos queda de vuelo.
Hasta la próxima vez y bienvenidos a Colombia.


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