Muy buenas y soleadas tardes. España está revuelta.
Hay sobre Cataluña y las provincias del Este peninsular un fenómeno atmosférico que llaman “La Gota Fría”. Básicamente es una reunión de tormentas que, por otras causas predecibles, hacen que se forme una masa nubosa que trae grandes precipitaciones y vientos para las áreas que sobrevuela.
Obviamente es un fenómeno que no se da muy a menudo, pero cuando lo hace afecta a toda España y Portugal. En este caso también ha llegado hasta Francia y el norte de Marruecos. Tal es así, que hoy en nuestro despegue desde Madrid hacia el Oeste, inicialmente había bastante nubosidad sobre la Sierra, pero después estaba bastante despejado hasta que llegamos a esa zona de la que les hablaba antes de despegar.
Fueron casi 25 minutos entre Aveiro y el meridiano 10 Oeste en los que al nivel de crucero inicial se ha movido bastante. Breve, pero bastante. Sé que es desagradable e incomodo, pero hay días en que no hay otra forma de llegar a destino más que atravesando estas áreas.
A razón de esta Gota Fría, han sido varias las personas que, teniendo un viaje programado estos días, se han puesto en contacto conmigo para interesarse por mi opinión sobre la conveniencia de suspenderlo o del cómo veía yo sus rutas. En general la meteorología manda, y las consecuencias reales son solo algunos retrasos, quizás cancelaciones de vuelos, y lo que más turbulencias incómodas en los vuelos.
Siempre llevamos información muy detallada de la meteorología que nos encontraremos por el camino, es fundamental a la hora de planificar cualquier vuelo sea largo o corto. La ciencia de predecir la meteorología es algo complicada, ya que a pesar de que hoy en día tenemos mucha experiencia en la predicción de lo que va a acontecer en base a los historiales y a la adquisición de datos casi en tiempo real, aún así existe un margen de error pequeño, y por eso una de nuestras ocupaciones a bordo es evitar o aprovechar las condiciones reales para optimizar el vuelo.
Quizás han leído en la prensa estos días la noticia de un avión que, sobrevolando Sudamérica y de noche, se encontró con una zona de turbulencia muy fuerte y, a pesar de llegar a destino sin mayor problema, algunos pasajeros y tripulantes tuvieron que recibir asistencia médica por los daños sufridos a bordo contra el mobiliario del avión.
No sé si por suerte o por qué, nunca he sufrido lo que llamamos “Turbulencia Severa”, pero debe ser terrible. Si que he tenido algún vuelo realmente incomodo con turbulencia durante varias horas, o cruces con cizalladura en altura moderada, pero nunca una situación tan alarmante como la de ese vuelo. Estoy seguro de que hicieron todo lo posible para evitar la zona y que, una vez metidos en ella, buscaron la manera de minimizar daños y salir lo antes posible. A veces la pared de tormentas es tan densa, que los huecos por donde meternos son muy angostos, e inevitablemente la turbulencia prevalece y hay que aguantar hasta el otro lado.
Cuando encendemos la luz de cinturones es por algo, pero la recomendación es que mejor llevarlo siempre puesto y bien asegurado por si acaso.
Muchas personas pasan miedo, pánico y una desesperación descontrolada ante estos fenómenos. Personalmente cuando voy como pasajero me duermo, si me duermo: es como si me mecieran la cuna de un bebé y caigo dormido placenteramente. Puede que alguno de ustedes piense que soy un inconsciente, pero tengo interiorizado el porqué vuela el avión, porqué se generan estos movimientos y sobre todo, tengo una Fe plena en los compañeros que pilotan en esos momentos, tal como lo haría yo. Así que prefiero cerrar los ojos y dejarme llevar por Morfeo antes que empezar a ver escenarios trágicos en mi mente.
Cómo controlar estos episodios de temor al movimiento del avión, es algo que daría para otros tres o cuatro vuelos como este, así que hoy vamos a seguir tranquilamente en dirección el famoso Triángulo de las Bermudas y de allí hacia nuestro soleado destino en el Caribe, sin más turbulencia ni problema alguno.
Llevamos consumidos casi 35 toneladas de combustible en 5 horas y media de vuelo, en las que hemos recorrido 5000 kms. Si resulta que hoy llevamos 261 pasajeros a bordo, estoy seguro que alguno de ustedes será capaz de sacar alguna conclusión del consumo por pasajero o de compararlo con el consumo de un coche normal en una autopista.
Siempre es un placer volar con ustedes, me reconforta verlos sonreír al subir a bordo o cuando llegamos al destino y a veces… hasta aplauden.
Muchas gracias y hasta el próximo vuelo.
Francisco Juan


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