Muy buenas ¿noches? O ¿días? Ahora mismo no sabría concretarlo.

Son las 08:45 en España, pero aquí en el oeste de Petrolina en Brasil, deben ser las 04:45 de la madrugada. Es de noche cerrada y estoy convencido que la mayor parte de ustedes ahora mismo están dormidos plácidamente en sus butacas ahí detrás.

Hace unas semanas, estábamos haciendo una de esas rutas panorámicas que tan buenas vistas nos ofrecen. Despegábamos desde Los Ángeles y sobrevolamos de día Las Vegas, los desiertos y cañones de Nevada, Utah, Wyoming, un trocito de Dakota del Sur y del Norte, pasando a Canadá volamos sobre Ontario, Quebec y Terranova donde aún había grandes zonas nevadas. Cruzamos el Atlántico al sur de Groenlandia, Irlanda, y ya sobre España Bilbao, Logroño y finalmente Barcelona.

Hoy en cambio nuestra ruta es más sencilla ya que nada más salir de España con rumbo 240 aproximadamente, cruzamos el Atlántico hacia Brasil y al cabo de unas 4 horas entramos en Uruguay y finalmente dejamos Aeroparque a nuestras a derecha para aterrizar en Ezeiza.

El tramo de Brasil parece un océano por lo largo que se siente. Es un país inmenso, vasto, oscuro a veces, luminoso en otras y verde, muy verde.

Hoy vamos 4 pilotos en cabina: dos comandantes y dos copilotos. El comandante del vuelo es mi compañero Carlos, y yo tan solo hago funciones de refuerzo ya que es un vuelo que requiere por la duración del mismo, una tripulación doblada. Hoy tardaremos 12:37 minutos en llegar al destino, o eso es lo planificado, pero creo que recortaremos unos 8 minutos. En cambio en el vuelo de regreso el comandante seré yo y él vendrá como tripulante en situación (como pasajero). ¿Por qué ? Se preguntarán ustedes y la respuesta es bien sencilla.

En los vuelos entre el hemisferio norte y sur, normalmente los vientos no afectan tanto como en los vuelos Este/Oeste, así que la razón por la que el vuelo de regreso solo lleva una tripulación reforzada es porque el tiempo de vuelo es más largo a la ida que a la vuelta: ahora mismo vamos en un A330-200 que vuela a una velocidad de crucero de 0.80 la velocidad del sonido, mientras que en el vuelo de regreso volveremos con un A350-900 que vuela a 0.85 reduciendo notablemente el tiempo de vuelo.

Yo estoy habilitado en ambos modelos de avión, mientras que él aún no, así que nos programan estos vuelos “mixtos” y así podemos utilizar de una manera más eficaz los diferentes modelos de avión. Esta circunstancia que nos permite volar dos tipos de avión, a la vez es algo casi exclusivo de Airbus, ya que Boeing tan solo lo tiene entre dos tipos de avión, que además están cada vez más en desuso.

Es muy interesante volar ambos modelos tan seguidos, ya que en un breve espacio de tiempo tenemos ocasión de disfrutar de las bondades y características de cada uno de ellos.

En Buenos Aires nos espera una sorpresa de niebla, ya que estamos en esa época del año en que son muy frecuentes por la mañana y el pronóstico hoy es de nieblas con una visibilidad vertical de 100 metros. Bastante baja, nos queda el consuelo de saber que la pista 11 tiene capacidad de CAT III (el avión aterrizaría solo llegado el caso) pero si esa pista no está disponible tenemos en estos momentos combustible extra para estar esperando 50 minutos sobre Ezeiza, y también para continuar hasta Montevideo y aterrizar allí sin problema ya que las nieblas no han llegado hasta Uruguay.

Todo esto lo tendrán que tener en cuenta mis compañeros a la hora de preparar la aproximación, cosa que harán 1 hora antes del aterrizaje, ya que ahora mismo son ellos los que están descansando en las literas. Nosotros descansamos en el primer turno, y les dejaremos preparada la aproximación y los cálculos para el aterrizaje, pero la última palabra la tiene Carlos hoy, y una vez que regrese y en base a los datos y las condiciones reinantes en destino, decidirá lo más correcto. Obviamente estas decisiones son consensuadas entre los miembros de la tripulación, pero como les decía la última palabra siempre la tiene que tener alguien.

Espero sigan ustedes descansando las próximas casi 4 horas que quedan hasta llegar, nos espera una temperatura de unos 5 grados centígrados, niebla y muy posiblemente algún excelente corte de carne bien acompañado de algún sorprendente Malbec de Mendoza.

Creo que se nota un poco que me encanta venir a Buenos Aires.

Una vez más, muchas gracias por usar nuestras alas, y esperamos poder volver a verles de nuevo a bordo.