Muy buenas tardes, señores pasajeros.
A pesar de que estamos volando en el avión más moderno de la flota de la compañía, que hace menos de un año desde que salió por las puertas del hangar de Toulouse, y de que tiene todas las comodidades y lujos que el catálogo del fabricante ofrece para el disfrute de todos ustedes, a pesar de todo esto, no hay nada mejor que el disfrute que supone para la vista las imágenes que vemos desde las ventanillas de cabina.
Hace unos minutos que sobrevolamos Cuba, muy cerca de La Habana, y toda esta zona es un espectáculo de colores suaves, de azules infinitos, de minúsculas islas. De fondos arenosos de poco calado que permiten desde aquí ver las olas de la arena en el fondo marino, de pequeñas ciudades al final de islas alargadas, de paraísos que alimentaron en otros tiempos la imaginación literaria de los escritores de aventuras de piratas. Contemplar Bahamas desde esta altura es un espectáculo…

39 mil pies o lo que es lo mismo, poco más de 12 kilómetros sobre el agua y a unas 900 millas de Guatemala. Parece mucho, pero lo cierto es que ya es hora de empezar con la preparación de la aproximación y aterrizaje en La Aurora. Ya saben ustedes por mis anteriores referencias a este aeropuerto que no es una operación rutinaria. Nunca lo es con estos aviones tan grandes pero Guate requiere de un poquito más de atención y concentración.
La aproximación requiere que lleguemos a una altura y velocidad determinada sobre el aeropuerto. De allí nos alejaremos hacia el sur, hacia el Tapacon, donde ya con los flaps en la segunda posición, bajaremos el tren de aterrizaje virando sobre el lago Amatitlan y los cerros de la Cerra y el Gordo para interceptar el ILS de la pista 02 de la Aurora y acabar de configurar el avión para el aterrizaje. Todo esto bajo la atenta mirada de los volcanes Pacaya, el del Fuego y el del Agua, tras los cuales hay una pequeña ciudad que hay que visitar.
No solo es recomendable sino necesaria su visita y estancia durante algunas noches, porque Antigua Guatemala tiene algo, tiene una energía mágica que se manifiesta en cualquier momento. Los amaneceres entre tanto volcán son únicos, sus gentes, la vida, la historia de aquellas piedras moldeadas por los terremotos y siglos de historia, todo es especial en Antigua Guatemala. Y en la que fuera una de las más importantes poblaciones coloniales españolas es importante pasarse por el Hospital del Hermano Pedro y dejar algo de nosotros más allá del legado que supone el hecho de que este lugar fue la antigua capital del país y que, designada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, hoy Antigua sea uno de los destinos turísticos más populares en Guatemala. Y más inolvidables.

Pero nada de esto sería posible sin una buena planificación y preparación del aterrizaje y aproximación. Calculo que aterrizaremos con un peso de 162.6 toneladas, el viento es de 030 grados y 12 nudos. La pista estará seca y la presión atmosférica esta en 30.18 pulgadas de mercurio. Hemos calculado para aterrizar con todo el flap o solo con 3 de las 4 posiciones posibles. Ir con 3 nos ayudaría en la posible maniobra de frustrada, y nos protege un poco más de la cizalladura, haciendo menos ruido y consumiendo un poco menos de combustible. Pero aterrizaremos con una velocidad más alta con lo que la carrera de aterrizaje y frenada será más larga. Guate es Guate, así que usaremos Full Flap.
Calculamos todo y los datos nos dan que, con todo el flap, la velocidad de aproximación será de 134 nudos, la distancia de frenado de 2644 metros y cumpliríamos con un ángulo de frustrada de 4.6 grados. Cifras que me gustan más que las de flap 3, que sin ser muy diferentes, aumentan los márgenes de seguridad y eso hoy es importante.

Tendremos que llegar al final de la pista para hacer un viraje de 180 grados ya que por las calles de rodadura la envergadura de este avión es excesiva y tocaríamos los hangares que rodean al aeropuerto. Hace algunos años ya un DC10 francés, por razones que desconozco con exactitud, acabó saliéndose de la pista en el aterrizaje aquí en la Aurora, y siempre sobrecoge saber que ahí justo cuando pasemos el umbral de la pista 02, aún quedan restos de aquel avión.
Esa distancia de frenado de 2644 metros ya lleva incluida un 15% sobre la real porque los ingenieros de Airbus (con muy buen criterio) saben que un piloto normal no es un piloto de prueba o de la escuela de Top Gun, así que nos da ese margen extra de seguridad en los cálculos. Porque por muchos cálculos que hagamos, por mucha tecnología y pilotos automáticos que lleve un avión, al final de todo la magia la realizan las manos de un piloto y es cuando ustedes (normalmente) aplauden al aterrizar en los destinos en ambas orillas del Atlántico.
Muy buenas tardes, y una vez más muchas gracias por usar estas sus alas.


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