Muy buenas noches, damas y caballeros.
Ya hemos alcanzado nuestro primer nivel de vuelo de 35 mil pies y estamos sobre el este de las islas de Bahamas. Casi desde que despegamos estamos aprovechando una fuerte corriente de viento en cola, que hará que nuestro vuelo hoy a Madrid sea de tan solo 7 horas y media, frente a las 10 y 20 de ayer para llegar hasta Florida.
Hoy me acompañan los copilotos José, Fernando, la sobrecargo Marimar y la estupenda tripulación auxiliar que con total seguridad los tratarán bien y mimarán a lo largo del vuelo. Como les decía, el vuelo hoy es más corto de lo normal porque en el plan de vuelo nos hemos subido a una de las corrientes de chorro que hay esta noche sobre el Atlántico, aunque no sabemos con certeza si estamos en el lado bueno del chorro, y me explico.
Según la Organización Meteorológica Mundial, una corriente en chorro es «una fuerte y estrecha corriente de aire concentrada a lo largo de un eje casi horizontal en la alta troposfera o en la estratosfera, caracterizada por una fuerte cizalladura vertical y horizontal del viento. Presentando uno o dos máximos de velocidad, la corriente en chorro discurre, normalmente, a lo largo de varios miles de kilómetros, en una franja de varios centenares de kilómetros de anchura y con un espesor de varios kilómetros».

Dicho lo anterior, el secreto es saber cómo identificarla en aire claro y de noche, ya que aunque los mapas de información meteorológica nos dicen por donde están, estos chorros se mueven y hay que estar atentos durante todo el vuelo a los cambios de intensidad del viento y de su temperatura, porque podríamos acabar metiéndonos en la zona más turbulenta del chorro haciendo que su vuelo fuera muy incómodo.
Llegaremos a Madrid unos 45 minutos antes de la hora programada para este vuelo, a las 11:55 locales de la península ibérica, y a esas horas no suele haber mucho tráfico en el aeropuerto, con lo que es posible que hasta podamos recortar algunos minutos más una vez estemos en las inmediaciones de Madrid.
Como en alguna vez ya les he comentado, para nosotros los vuelos no son rutina aunque podría parecerlo dado que no hacemos otra cosa que cruzarnos el Atlántico cada semana como el que va a ver a la novia al pueblo de al lado. No es una rutina ni es normal porque no hay dos vuelos iguales y lo normal es la adaptación constante a lo diferente.
Y hoy es diferente, hoy en casi todo el mundo se celebra el día del amor es el día de San Valentín. Es un día en el que la tradición dicta que las personas se regalen mutuamente algún pequeño detalle que les recuerde que a pesar de las diferencias, de la vida, de las distancias, del tiempo, a pesar de todo, siguen teniendo ese sentimiento de cariño y amor los unos para con los otros.

En este breve y nocturno vuelo me gustaría compartirles algo que hablábamos antes los miembros de la tripulación mientras veníamos hacia el aeropuerto en el transporte, y es que hoy nuestro mejor regalo es compartir la felicidad que nos supone volar de nuevo y poder hacerlo con todos ustedes. Gracias por darnos este privilegio.
Volando sobre el Atlántico cuando son las 10 de la mañana en España pero aquí es de noche cerrada aún, cuando llevamos ya 5 horas y 37 minutos de vuelo y nuestro avión pesa 168 toneladas y se desplaza al 80% de la velocidad del sonido gracias a que nuestro motores están dando el 93.5% de su potencia máxima, y con un viento en cola que supera los 180 km/h es inevitable recordar aquello que hace más de 200 años escribía Espronceda:
“Con diez cañones por banda,
viento en popa, a toda vela,
no corta el mar, sino vuela
un velero bergantín.
Bajel pirata que llaman,
por su bravura, el Temido,
en todo mar conocido
del uno al otro confín.”
Madrid nos espera con un día parcialmente nublado, vientos casi en calma y una temperatura a esa hora que no superará los 16 grados. Una vez allí intentaré posar el avión en la pista lo más suave posible para hacer, en la medida de lo posible, que su recuerdo de este vuelo sea lo más grato posible hasta el último momento.
Una vez más muchas gracias por acompañarnos y permitirnos el honor de llevarles a bordo, siempre es un placer volar con ustedes.


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