Muy buenas tardes, damas y caballeros.
Estamos llegando a Manox, un punto de la frontera del espacio aéreo entre Lisboa y Santa Maria de Lajes.
Llevamos una hora y 25 minutos desde el despegue, despegue que ha sido un poco agitado. No tanto en sí mismo, sino el llegar hasta la pista de despegue. Y es que, para empezar, nada más entrar al avión nos encontramos que no había nadie para cargar el equipaje y la carga de nuestro vuelo.

Cuando por fin terminamos el embarque de pasajeros, nos comunican que faltaban 10 que venían de otros destinos y no habían llegado a la puerta de embarque pero su equipaje sí, así que procedieron a buscar sus maletas ya que no está permitido que una maleta vuele sin su propietario. Finalmente aparecieron los pasajeros antes de que las maletas se bajaran de las bodegas, pero inevitablemente ya íbamos tarde.

Con el avión cerrado, toda la documentación lista y los cálculos realizados, pedimos permiso a la torre para comenzar el vuelo y es cuando nos informan de un cambio de las pistas que estaban usando para el despegue. En este vuelo vamos solo dos pilotos por la “corta duración” del mismo, y esto implica una superior carga de trabajo para nosotros en condiciones normales. Si encima le añadimos un cambio de pista, pues la cosa se pone interesante en cabina.
Mientras coordinaba el retroceso con la coordinadora a los pies de la plataforma, iba también seleccionando las nuevas cartas de navegación en mi tableta y calculando los datos nuevos de despegue. Mi compañero hacía lo mismo introduciendo la nueva ruta de salida del aeropuerto y juntos comparamos los datos calculados por ambos mientras él los introducía en los ordenadores de a bordo.
Todo esto leyendo las listas de chequeo, manteniendo escucha con la radio y arrancando el motor 1. Hay que hacer las cosas con alegría y ligereza para no perder más tiempo, pero siempre con la máxima certeza de que no nos estamos olvidando nada y asegurándonos por separado de que está todo leído y comprobado.
Finalmente comenzamos el rodaje y vemos que la cola para despegar era amplia, con lo que esperamos un tiempo prudente antes de arrancar el otro motor. Ahorramos combustible, emisiones y horas trabajo que, en acumulado, es mucho a lo largo del año. Una curiosidad: este proceso hay que hacerlo de forma que el motor esté arrancado por lo menos 3 minutos antes de aplicar potencia de despegue para que se estabilicen los parámetros de temperatura interior del motor y no dañarlo, así que hacer ese cálculo requiere mucha práctica y atención a los tiempos de todo lo que nos rodea.
Nos vamos al aire y pronto estábamos ya sobre la desembocadura del Tajo, Lisboa a nuestra derecha y las nubes bajas. Hoy el pronóstico en nuestra ruta es muy bueno ya que tan solo tenemos pronosticada turbulencia ligera e intermitente durante las primeras tres horas de vuelo.
Cruzaremos unas zonas donde hay cumulonimbos aislados a nuestras altitudes que tendremos que ir sorteando y a partir de ahí, el resto de la ruta está aparentemente tranquila y limpia de fenómenos atmosféricos.
Hoy tardaremos 8 horas y media en llegar a destino y tenemos dos grandes personajes en nuestro vuelo: Milton y Leslie. Dos potentes huracanes, el primero de los cuales está desolando el centro de Florida dejando unas imágenes sobrecogedoras, desgraciadamente. Leslie por otro lado, está en las inmediaciones del meridiano 50 oeste y para evitar “malos entendidos” con ella, hemos desviado la ruta muchas millas al sur de la ruta óptima. Esto hace que nuestro vuelo sea un poco más largo de lo habitual, aunque hoy es lógico que así sea.

Estamos de camino al Caribe y en estos últimos días han sido varios los familiares que se han preocupado por este vuelo nuestro a esta zona del planeta, dados los fenómenos que nos acompañan. Pero lo cierto es que no hay ningún medio de transporte que se preocupe tanto por la meteorología como lo hace la aviación. Y es por eso que hoy (como en todos los vuelos nuestros) recae en mí la responsabilidad de tomar las decisiones necesarias para hacer que su viaje sea lo más placentero que podamos dentro de nuestras posibilidades.
Seguimos sorteando cumulonimbos que están bastante separados y son los restos que llegan a Europa del huracán Kirk, que estuvo muy activo la semana pasada por el Caribe. No nos movemos y ustedes están ya acabando de almorzar y en breve comenzaran a disfrutar del entretenimiento a bordo.

Nosotros seguiremos con lo nuestro aquí adelante, disfrutando de esta increíble luz y las imágenes de estas inmensas y maravillosamente poderosas nubes que nos rodean con sus formas de algodón blanquecino.
En San Juan nos espera una tarde tranquila y despejada con una temperatura cerca de los 32 grados a nuestra llegada. Mucha humedad y poco viento.
Como siempre es un inmenso placer llevarlos a bordo de este precioso A330, esperando que descansen y disfruten del vuelo.
Muchas gracias por usar nuestras alas y, hasta el próximo vuelo.


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